sábado, 16 de mayo de 2009

Social liberalismo y Racionalidad

- es realmente cierto. En ciencia se pone el acento en tratar de demostrar (si) aquello de lo que uno está profundamente convencido es falso. Las ideas con más probabilidad de ser correctas son las que sobreviven a los intentos rigurosos de refutarlas.> Ian Stewart.- Historia de las matemáticas.


Si en el mundo tradicional la religión (un forma particular de ideología, basada en una supuesta ética) constituyó el enemigo de la ciencia, en el mundo moderno es la ideología política su enemiga. Se trata de creencias fundamentadas sobre la base de la ética, frecuentemente una ética fundamentalista, que oculta las intenciones reales dándoles un manto moral.

Como descubrieron los sofistas y Marx, la realidad no funciona – en gran parte- sobre esa ficción sino sobre los intereses individuales y su proyección social. Frecuentemente son intereses económicos y mezquinos o tratan de conseguir privilegios sobre otros con supuestos razonamientos morales.

La equivocación de Marx, llevada al paroxismo por la izquierda, el progresismo y sobre todo el postmodernismo, consiste en pensar que una anti-ideología no es una ideología en sí misma, sino una forma de desnudar la verdadera realidad. Peor es la versión postmoderna, que cree que la realidad es una construcción y construible.

Por el contrario, la realidad humana no es una realidad distinta de la realidad natural, está regida por leyes y reglas, aunque varíe su topografía. Igual que un ecosistema es un conjunto complejo de objetos interrelacionados con leyes y reglas, en el que se pueden cambiar cosas, pero no sin que los cambios tengan consecuencias.

La alianza ultra liberalismo – postmodernismo cree que es posible un mundo caracterizado por la libertad (espontaneidad) y el creacionismo (constructivismo), sin racionalidad ni funcionalidad generales. Ese mundo se basaría en el libre mercado y el igualitarismo.

La realidad es que vivimos en una época tipo Mátrix, en la que la realidad se haya ocultada por supuestos principios éticos inmutables (tales como el libre mercado y el igualitarismo). Esa realidad es la de un mundo insano, enfermo y en decadencia. La crisis económica de principios del siglo XXI sólo es la punta del iceberg de un gran desastre humano inminente. Su telón de fondo es la falta creciente de recursos (comenzado por el petróleo), el desequilibrio entre población y recursos, y el progresivo deterioro del planeta hasta su posible inhabitabilidad. Sobre todo ello los formidables retos que supone la Inteligencia Artificial y los humanoides (robóticos o orgánicos).

Lo peor es que también el pensamiento está dominado por la mediocridad en la que lo ha sumido el igualitarismo y duerme un sueño de la razón que terminará en pesadilla si no se le pone remedio por una regeneración social-liberal e ilustrada del propio pensamiento, de la sociedad, del mundo y de la ideología.



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